LA ISLA DE LOS MITOS
22:19
Desde Nápoles nos embarcamos a la mítica isla de Capri, el ferry partió del puerto napolitano y arribó a tierra isleña 40 minutos después. Durante ese viaje los lugareños se encargaron de advertirnos la dificultad de poder visitar la gruta más importante de la zona: la gruta Azul. Nuestra suerte dependía nada menos que de la marea “Se il mare e mosso, resta pisa la visita” (si el mar esta movido, se suspende la visita) dijeron, en su dialecto, los italianos.
Cuando llegamos a Capri, nos confirmaron que el mar estaba en condiciones, y sin más nos embarcamos en pequeños botes a motor hasta acercarnos a la famosa Grotta Azzurra. Próximos a la gruta nos pasamos a un bote aun más diminuto y sin motor para no alterar las aguas, con estos ingresaríamos a la gruta Azul. Para poder entrar tuvimos que recostarnos sobre el fondo del bote, por la altura de la boca de la gruta.
En su interior las dimensiones son distintas, es una cueva de más de 50 m. de profundidad, 15 de ancho y 30 de altura con agua cristalina que permite el reflejo de la luz solar sobre las paredes de la misma generando diferentes tonalidades de azul que dan la sensación de que estuviera surgiendo del agua y la convierten en un espectáculo natural único.
La gruta es tan mágica por su belleza como por haber sido, en el transcurso de la historia, fuente de diversos mitos y leyendas.
Según cuenta la leyenda los pescadores de la zona la evitaban porque creían que ahí vivía el fantasma de Tiberio, otro mito asegura que el temor se debía a que estaban habitadas por hermosas pero mortales sirenas; mientras otros aseguraban que era un recinto de brujas y cuna de criaturas monstruosas.
Maravillados por la visita, creímos que ya nada de Capri podría agradarnos tanto, sin embargo descubrimos que la isla en si es un monumento a la belleza, decorada con las típicas casas blancas, características del mediterráneo, con abundancia de cerámicas amarillas y azules y muchas flores: laureles de jardín, santa ritas y un perfume cítrico, que lo condensan para vender en los puestos callejeros.
Mas al sur se encuentran los viñedos, cuyos aromas y colores naturales perfuman la zona. Sus calles extremadamente estrechas, la elegancia de las construcciones se potencia con las puestas de sol y los paisajes más variados entre la belleza natural y el snobismo presente en los entornos más modernos de la Isla.
A modo de despedida del paraíso mediterráneo y ya cansados de mangiare pasta e pizza nos deleitamos con una Ensalada Caprese: Aceite de Oliva, tomates y muzzarela.
Cuando llegamos a Capri, nos confirmaron que el mar estaba en condiciones, y sin más nos embarcamos en pequeños botes a motor hasta acercarnos a la famosa Grotta Azzurra. Próximos a la gruta nos pasamos a un bote aun más diminuto y sin motor para no alterar las aguas, con estos ingresaríamos a la gruta Azul. Para poder entrar tuvimos que recostarnos sobre el fondo del bote, por la altura de la boca de la gruta.
En su interior las dimensiones son distintas, es una cueva de más de 50 m. de profundidad, 15 de ancho y 30 de altura con agua cristalina que permite el reflejo de la luz solar sobre las paredes de la misma generando diferentes tonalidades de azul que dan la sensación de que estuviera surgiendo del agua y la convierten en un espectáculo natural único.
La gruta es tan mágica por su belleza como por haber sido, en el transcurso de la historia, fuente de diversos mitos y leyendas.
Según cuenta la leyenda los pescadores de la zona la evitaban porque creían que ahí vivía el fantasma de Tiberio, otro mito asegura que el temor se debía a que estaban habitadas por hermosas pero mortales sirenas; mientras otros aseguraban que era un recinto de brujas y cuna de criaturas monstruosas.
Maravillados por la visita, creímos que ya nada de Capri podría agradarnos tanto, sin embargo descubrimos que la isla en si es un monumento a la belleza, decorada con las típicas casas blancas, características del mediterráneo, con abundancia de cerámicas amarillas y azules y muchas flores: laureles de jardín, santa ritas y un perfume cítrico, que lo condensan para vender en los puestos callejeros.
Mas al sur se encuentran los viñedos, cuyos aromas y colores naturales perfuman la zona. Sus calles extremadamente estrechas, la elegancia de las construcciones se potencia con las puestas de sol y los paisajes más variados entre la belleza natural y el snobismo presente en los entornos más modernos de la Isla.
A modo de despedida del paraíso mediterráneo y ya cansados de mangiare pasta e pizza nos deleitamos con una Ensalada Caprese: Aceite de Oliva, tomates y muzzarela.
Andrea Repetto
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