UN VIAJE A ROMA



Aquel viaje fue sin dudas el comienzo de algo. Era de ida y vuelta, pero terminó siendo sin regreso. Está claro que haber ido a Europa me marcó, pero más haber conocido Roma.
Esa ciudad de la que no es tan difícil enamorarse, con su historia, sus enseñanzas, su inmejorable infraestructura, me dejó paralizada. Y por mucho tiempo. Todo esto sumado a que un día conocí a Fernando.
El es un argentino que en el 2001 había decidido intentar ser feliz en algún otro lado del planeta. Y hoy, todavía no sabe porque eligió ese destino. Yo quizá tenga una respuesta. Tenía miedo y quería ir a donde habían nacido sus raíces, sus abuelos. Yo creo que fue una búsqueda hacía su interior, que empujado con la crisis de la argentina, lo ayudó a decidirse.
Mi viaje en Europa fue hermoso y cuando lo conocí pasó a ser un viaje compartido. Con sólo unos días de relación tomé la decisión de quedarme junto a Fernando. Cuántas cosas que dejaba atrás y no me daba cuenta. Realmente me dejé llevar por mis instintos. ¿Me habría equivocado?
Recorrimos los lugares más perfectos que podría haber imaginado alguna vez. Empezando por el Vaticano, además visitando bibliotecas antiguas romanas y además conociendo palacios y sitios soñados.
A un amigo venezolano que también vive en Italia, un día le pedí que describa a Roma con un sólo adjetivo y el me respondió: “humana”. Y así es, formada por su gente que está al servicio de los turistas y de todos. Esto hacía más fácil estar allí.
Podría decir que hoy, un año y medio después de haber llegado a esta tierra fantástica que es Italia, estoy evaluando la posibilidad de volver a mi país. Ya no soy una, ni somos dos, pronto seremos tres.

Si queres más información sobre Roma, podes encontrarla en:
www.enroma.com
www.viajararoma.com


Agostina Bottini.

LA ISLA DE LOS MITOS

Desde Nápoles nos embarcamos a la mítica isla de Capri, el ferry partió del puerto napolitano y arribó a tierra isleña 40 minutos después. Durante ese viaje los lugareños se encargaron de advertirnos la dificultad de poder visitar la gruta más importante de la zona: la gruta Azul. Nuestra suerte dependía nada menos que de la marea “Se il mare e mosso, resta pisa la visita” (si el mar esta movido, se suspende la visita) dijeron, en su dialecto, los italianos.
Cuando llegamos a Capri, nos confirmaron que el mar estaba en condiciones, y sin más nos embarcamos en pequeños botes a motor hasta acercarnos a la famosa Grotta Azzurra. Próximos a la gruta nos pasamos a un bote aun más diminuto y sin motor para no alterar las aguas, con estos ingresaríamos a la gruta Azul. Para poder entrar tuvimos que recostarnos sobre el fondo del bote, por la altura de la boca de la gruta.
En su interior las dimensiones son distintas, es una cueva de más de 50 m. de profundidad, 15 de ancho y 30 de altura con agua cristalina que permite el reflejo de la luz solar sobre las paredes de la misma generando diferentes tonalidades de azul que dan la sensación de que estuviera surgiendo del agua y la convierten en un espectáculo natural único.



La gruta es tan mágica por su belleza como por haber sido, en el transcurso de la historia, fuente de diversos mitos y leyendas.
Según cuenta la leyenda los pescadores de la zona la evitaban porque creían que ahí vivía el fantasma de Tiberio, otro mito asegura que el temor se debía a que estaban habitadas por hermosas pero mortales sirenas; mientras otros aseguraban que era un recinto de brujas y cuna de criaturas monstruosas.
Maravillados por la visita, creímos que ya nada de Capri podría agradarnos tanto, sin embargo descubrimos que la isla en si es un monumento a la belleza, decorada con las típicas casas blancas, características del mediterráneo, con abundancia de cerámicas amarillas y azules y muchas flores: laureles de jardín, santa ritas y un perfume cítrico, que lo condensan para vender en los puestos callejeros.
Mas al sur se encuentran los viñedos, cuyos aromas y colores naturales perfuman la zona. Sus calles extremadamente estrechas, la elegancia de las construcciones se potencia con las puestas de sol y los paisajes más variados entre la belleza natural y el snobismo presente en los entornos más modernos de la Isla.
A modo de despedida del paraíso mediterráneo y ya cansados de mangiare pasta e pizza nos deleitamos con una Ensalada Caprese: Aceite de Oliva, tomates y muzzarela.

Andrea Repetto

ASI ESTA BUENO VIAJAR

“Periodismo sin fronteras”. Eso es Proyecto Kiwi, el sueño de tres jóvenes argentinos que unieron la pasión por viajar y el amor por el periodismo. Desde algún rincón de Asía y Oceanía, sitios desconocidos para muchos argentinos, Diego, Martín y Santiago cuentan experiencias de vida, paisajes, la vida de los argentinos que emigraron a esas tierras lejanas y todo lo suben a la página Web del proyecto.

En diciembre emprendieron este sueño, primero fueron recibidos por Nueva Zelanda donde trabajaron para conseguir un poco de guita de mozos, barman, limpiacopas y hasta juntando uvas en un viñedo. Pero esto era por algo, significaba que un unos meses iba a empezar la verdadera aventura, una nueva etapa de este viaje.
Asia, ese continente tan distante para los que estamos en Sudamérica, pero el 31 de marzo Proyecto Kiwi nos lo acercó un poquito mas. Bali, Singapur, Malasia, Tailandia, Beijing, Hong Kong, la china rural y la India son algunos de los sitios que estos periodistas ya nos contaron en una crónica, historia de vida o reportaje. La consigna: narrarlo desde su propia mirada.
Si te gusta la aventura y crees en los sueños no dejes de entrar en la vida de estos tres jóvenes que día a día te van contando que les pasa en estos destinos exóticos, en esta cultura tan particular y diferente a la occidental. Capaz te dan ganas y unís la pasión de viajar con la profesión que a vos te haga correr sangre por tus venas, probalo.
Algunas notas que se publicaron en diferentes medios:

¿Imaginabas todo esto?


Josefina Molinari

COSTUMBRES LONDINENSES

Llevaban diez meses en Londres, habían podido conocer sus diferentes zonas: Covent Garden, Chelsea, Kensington, South Bank, Knightsbridge, Notting Hill, los monumentos mas destacados como Buckingham Palace, Westminister Abbey, el Big Ben, el Castillo de Windsor, el Parlamento. Pudieron recorrer varios museos, visitaron las ciudades universitarias. El tiempo les alcanzo para descubrir algunos aspectos culturales propios de los londinenses, como el carnaval de Nothing Hill, o hacer las compras en el Borough Market ubicado en London Bridge. Por supuesto conocieron la vida nocturna de Soho y Brixton.

Ya sabían sobre sus costumbres y vida cotidiana. Habían aprendido, por ejemplo, a conducir como lo hacen los ingleses, de la mano derecha. Según constataron, allí son mucho mas cívicos para manejar, siempre ceden el paso ante un cartel de “ceda el paso”, y como el tráfico es intenso los precios para manejar en diversas rutas dependen de si uno circula en horario pico (Peak) o en horario no pico (peak off).

Observaron muchas cosas de su cotidianeidad. Se alegraron al saber que los bancos no te cobran comisión al sacar plata de una cajero automático que no es el de tu banco, pero se lamentaron de estar en una ciudad tan cara como lo es Londres. No obstante pudieron darse algunos lujos y disfrutar del mejor chocolate Flake, un Lion Bar o unos Smarties.
Pudieron distinguir a los ingleses por su caballerosidad pero no por su pulcritud, quizás sea por la escasez de agua, pero lo que realmente escasea allí son el jabón, desodorante, perfume y otros artículos de aseo personal.
El tiempo y la experiencia los hicieron creer que habían conocido todo de aquella gran capital, pero antes de regresar a su país natal visitaron por ultima vez Oxford. Cuando llegaron encontraron la ciudad decorada de color azul. Todos estaban dispuestos a disfrutar de la legendaria regata anual entre las universidades de Oxford y Cambridge.
Les contaron que la carrera es para ellos el símbolo del comienzo de la primavera, que se desarrolla a lo largo de 6.779 metros (4 millas y 374 yardas) en el Río Támesis, desde Putney hasta Mortlake, pasando por Barnes y Hammersmith, siempre a contracorriente, pero les aclararon que se programa para empezar una hora antes de que el cauce alcance su punto máximo.
Este acontecimiento deportivo revoluciona no solo a los estudiantes de dichas universidades sino a todos los londinenses que se acercan al rió a seguir el recorrido de la carrera.
Ante un evento del tal magnitud los chicos decidieron postergar su visita un día mas y, atentos a la situación en la que estaban decidieron acompañar a los “Dark Blue” de Oxford en la competencia.
La fama mundial del certamen congrega a turistas y residentes a orillas del río. La carrera se puede apreciar en toda su longitud, pero los puntos más emblemáticos son Putney Bridge, Putney Embankment y Bishops Park ( a la salida ); Hammersmith y Barnes ( a mediados de carrera ); y Dukes Meadows y Chiswick Bridge ( en la llegada). Allí fueron ellos, allí festejaron la victoria de Oxford en la 155º edición de la competencia
La ciudad estaba dividida apoyando las tripulaciones del "Dark Blue" (Oxford) y del "Light Blue" (Cambridge) que se batían en duelo para lograr la victoria ante los 7 millones de almas apiñadas en busca de disfrutar el espectáculo y transmitir el fervor y calor tan poco frecuente en los ingleses.
Advirtieron que fue recién allí donde conocieron Londres y londinenses, de una manera que no habían podido reparar en los últimos seis meses.

Andrea Repetto

TE RECUERDO

El día en que Mía decidió irse de viaje, llovía. Era una tarde gris del mes de Febrero y ella se reunía con sus amigos para ultimar los detalles. Escribió en un papel, como es su costumbre, todas las cosas que debía charlar. Desde los gastos, hasta no olvidar la bolsa de dormir y la música para escuchar.

Ya estaban todos en la casa de Victoria tomando mate y hablando de lo que sería ese viaje al Carnaval de Gualeguaychú. La idea era ir en el auto de Martín, aunque no era a gas, pero igual se abarataban los costos. También María dijo que ella ponía la carpa y las bolsas de dormir debían conseguirlas cada uno por su lado. El tema del camping estaba arreglado y las entradas al corsódromo las sacaban allá directo, nadie había tenido tiempo de comprarlas por anticipado en Buenos Aires.

Era viernes y Mía, Victoria, Martín y Juaco, habían pedido permiso en sus trabajos para poder salir antes. Martín pasaba a buscar a Juaco que le quedaba más cerca de donde el trabajaba, de ahí fueron en busca de Mía y por último Victoria. Como es su costumbre los hizo esperar. Pero estaban todos tan felices por irse que ya nada importaba. De fondo sonaba “Te recuerdo” de Cae. Si, suena bizarro, pero así fue. Esa canción, por algo, los unía,

Después de un largo viaje, no tanto por el trayecto, si no por la cantidad de autos que suelen desaparecer de Buenos Aires los días viernes, llegaron al camping Solar de este. Las chicas ya habían ido y sabían lo que era estar ahí. A medida que iban adelantándose en la fila de los autos, se escuchaban los jóvenes que ya habían podido ingresar y mucha música. Se puede decir que el camping se caracteriza, y el que fue lo sabe muy bien, por la joda. Y ellos iban en busca de eso.

Después de algunos trámites y de pagar, pudieron ingresar. Lo que más les costó fue armar la carpa, pero fue un momento muy gracioso. Demasiado trabajo habiendo hecho tantos campamentos juntos en el colegio. Quizás la respuesta estaba en las cervezas que ya se habían tomado.

Esa noche y después de haberse bañado, decidieron salir al centro. Fueron a bailar. Realmente la noche de Gualeguaychú y especialmente los viernes de Febrero, es algo difícil de explicar. Mucha gente, mucha música. Todos en la calles bailando, tomando algo, olvidándose de la semana en sus espaldas. Ya a las 6.30 de la mañana y después de haber conocido bastante gente de distintas partes del país, los chicos volvieron para el campamento. Mía fue la primera en dormirse, mientras Martín, Vicky y Juaco se quedaron charlando afuera de la carpa.

Para el mediodía y antes que los chicos se despierten, Victoria y Mía ya habían sacado las entradas para la noche. Fueron a la playita que da sobre el río Paraná y decidieron almorzar ahí los cuatro. El escenario era inigualable. Agua, arena, música, una especie de boliche armado en la orilla. A la tarde la fiesta empezó y los chicos estaban descontrolados. Se estaba haciendo la hora del carnaval y nadie quería despegarse de ese lugar. Mía y Vicky parecían poseídas por el clima de sábado por la noche y Juaco y Tincho hablaban con unas chicas de Rosario sin parar.

Tuvieron que hacer todo rápido. Bañarse, cambiarse y prepararse para el famoso Carnaval de Gualeguaychú. Llegaron y la primer comparsa Marí Marí estaba por salir al ruedo. Las chicas no podían creer los trajes, los colores, el esfuerzo que hacen años tras año para intentar ser los primeros. Los chicos no podían creer los cuerpos esculturales de las entrerrianas. Cerveza va, cerveza viene, los chicos hoy recuerdan que esa fue su mejor noche, ese fue su mejor viaje.

Agostina Bottini.

DEPORTE EN EL RECUERDO

Quizás por el título ustedes crean que ésta será una nota sobre deportes, sin embargo, remite a una deportación que sufrió Mauro, un joven de Burzaco, el año pasado. Eran cerca de las siete de la mañana cuando subió junto a dos amigos en un tren desde Budapest hacia Sarajevo, Bosnia Herzegovina, ex territorio yugoslavo.

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El trayecto duraba unas seis u ocho horas pero al cruzar la frontera croata y llegar a tierras bosnias el tren se detuvo y la policía comenzó a pedir pasaportes. Javier, es español y exhibió el documento sin problemas, pero a Felix y a Mauro -ambos argentinos- no les fue tan bien. Antes de seguir con el relato, quisiera que sepan que Mauro me comentó que el límite fronterizo no es el mejor lugar para que se detenga el tren, ya que, varios edificios tenían marcas de balas antiaéreas en sus paredes, mientras que a otros directamente les faltaba un pedazo. “Por favor que no me dejen acá porque me subo al poste de luz y no me bajo más”, afirmó en broma Felix, sin embargo Mauro admitió que el chiste se tornó real.
Uno de los policías –“petizo, soberbio y arrogante”- se llevó sus documentos luego de pedirlos y mirarlos como si fueran delincuentes. Al cabo de unos 40 minutos, volvieron con más efectivos y les pidieron que bajaran de la formación debido a que no tenían la visa para poder estar en su país.
Entre risas y preocupación descendieron y les pidieron explicaciones, que se las dieron en una especie de inglés/croata/bosnio/italiano, es decir, “algo completamente in entendible”. Después de varios minutos, los subieron a una furgoneta y los llevaron a la frontera con Croacia, donde cambió el conductor y casi les disparan por sacar una foto. Del sitio los trasladaron a un puesto de policía croata y entre idas y vueltas los dejaron a un costado de la ruta para subir a un bus y que los deposite, luego de varias horas y más contratiempos, en Zagreb.
Salieron a las 7 de la mañana de Budapest y llegaron a las 24 a Zagreb, “sin lugar donde dormir, ni comida pero con la anécdota y el recuerdo de haber sido deportado de un país al que no pudimos visitar”.

Si te lo imaginaste, ahora te lo mostramos

Josefina Molinari

OLOR A VIENTO

Un viaje es lo que nos transporta al más allá. Podemos vivirlo cerca, también lejos. Se puede sólo pensarlo y sentirse en otro lugar. Hay olores que nos recuerdan a esos hermosos y únicos momentos que no van a volver a repetirse.
Irse lejos es a veces quedarse acá. Todo depende de cuan distante esté nuestra mente, de hasta donde dejemos volar la imaginación. La música nos transporta, una canción tiene el poder de erizarnos la piel, un libro nos lleva ahí. Donde nosotros queramos, podemos estar.
Un día decidí, decidimos, emprender un viaje. Tantas palabras e ilusiones que tenían que cumplirse. Nada podía impedirlo. El destino era aquel al que hacia tantos años no regresaba.
De chica, mis padres lo eligieron. No entendí el verdadero por que, hasta que volví. Todavía quedan recuerdos de aquéllos años. Pero hoy, son más intactos y auténticos. Son elegidos.
Eran las seis de la mañana y el micro salía. Estábamos las cinco mejores amigas en Retiro y como de costumbre esperando a la que todavía no había llegado. Estaba retrasada. Se anuncia el destino, sólo faltaban minutos para que el micro emprenda su recorrido. Y llegó, casi sin aire, pero llegó.
Arrancamos este viaje con las ilusiones de todo lo que nos inspira. Muchas palabras, risas, pero no era un viaje fácil. Hacia poco que una personita muy querida ya no estaba. Algunas lágrimas cayeron. Pero siempre sus enseñanzas están y estarán y eso fue lo que me ayudó a irme.
Era un trayecto largo y ya era de noche. Un aroma más que agradable nos inunda. Venía la cena, que hay que decir, era muy rica. Ya con la panza llena y un poco de cansancio, logramos dormir. Era una noche estrellada y la ruta estaba despejada.
Dormí durante horas, el cansancio de 15 horas de viaje, se sentía. Pude soñar me acuerdo. Y soñé con ese viaje, que ese día empezó.
Llegamos a San Rafael, Mendoza. Todavía quedaba una hora en auto hasta Valle Grande. Nos repartimos en dos. El remis, iba muy rápido, demasiado. Pero finalmente, alcanzamos lo que tanto queríamos.
Y ahí estaba el paraíso. Sí, el paraíso. Con sólo el sonar de los pájaros y el agua sobre las piedras, ya era suficiente. El sol acompañaba algo que mas perfecto no podía ser.
Las ventanas daban al arroyo. Con sólo pensarlo me inunda de frescura. El aire ya no era húmedo, a pesar de los 30 grados. . Y los árboles se movían al compás del día. Un hermoso olor a viento que a veces siento, aunque sea parecido.
Desayunamos, fuimos a la pileta y empezamos con las excursiones. Conocimos hermosos lugares. Pero esa no es la base de mi relato. Ya era suficiente con estar ahí.
Despertarse con el sonido del agua, sentirse plena. Tener ganas de empezar un nuevo día. Disfrutar sin importar cómo. Compartir inolvidables momentos que hoy, tres años después, recuerdo con detalle.
Mañanas, tardes y noches que valieron la pena. Días que sé que no voy a volver a vivir, pero con haber estado ahí, con esas personas es más que suficiente. Y la ilusión de un día volver, que seguramente así va a ser, con otras expectativas que también espero poder cumplir.

Agostina Bottini

UNA VISITA DE NOVELA

El televisor marcaba -3ºC, llovía, hacia frió y estaba cansado, pero Ignacio tenia planificada la visita al barrio de Saint-Germain-des-Prés para sumergirse en los escenarios de la novela de Dan Brown, El Código Da Vinci.
Tomó el subterráneo en la estación Porte de Montreuil de la línea 9, su destino final seria estación Mabillon del metro.
Solo algunos metros lo distanciaban del mercado de Saint-Germain. Nacho se detiene sobre un disco incrustado en el suelo, el cual tiene grabadas las letras N y S, sonríe, y se dispone a vivir una un paseo de novela.
Estaba sobre el “Antiguo camino sagrado” que históricamente señalaba el meridiano de París establecido, según cuenta la historia, en 1665 por los cartógrafos de Luis XIV como punto de referencia para que los viajeros del mundo pudieran calcular su posición en el planeta. Desde allí solo 10 o 15 metros lo distanciaban del Saint-Sulpice.
La catedral es muy elegante y de enormes dimensiones. Antes de ingresar Ignacio alquila un traductor electrónico, ya que ese es el único guía permitido para recorrer la catedral. Nacho escucha por su dispositivo que le hablaba en castellano: “Jean-Jacques Olier, el párroco que comenzó la construcción de la catedral en el siglo XVII, quería un edificio que arrojara luz sobre el misterio de su religión por eso la catedral esta muy iluminada por los vitrales blancos” Lo sorprende la paradoja, ya que Dan Brown, la convirtió en un escenario de prácticas oscuras y de un crimen: el del monje Silas, miembro del Opus Dei.



Antes de abandonar la catedral encuentra un cartel colgado que rezaba: “Contra lo que alega una exitosa novela reciente, Saint-Sulpice no fue un templo pagano dedicado a la diosa Isis. Nunca existió un edificio así en este lugar”. Se siente mas protagonista que nunca de la novela, hecha un último vistazo general, y al salir se detiene unos minutos. Recuerda que las líneas doradas del suelo lo llevarían, según el libro, al techo de cristal de la Pyramide Inversé (Pirámide Invertida). No obstante, en la práctica, desde el Quai Voltaire Nacho solo tenía que cruzar el Rio Sena.
La visita por el primer piso del museo, fue casi un paneo, lo importante lo esperaba en el 2 nivel. Ignacio estaba dispuesto a seguir adelante con su papel protagónico, pero se decepciona un momento antes de entrar a la Gran Galeria. En el libro, Silas le dispara a Saunière a través de una reja de hierro que baja del techo, pero tal reja no existe.
En el interior de la Gran Galeria, dos obras concentran multitudes La Virgen de las rocas y, por supuesto, la Mona Lisa.
Para terminar el recorrido Nacho visitó el patio del museo, se sacó fotos con la pirámide y decidió terminar la visita de la mejor manera. Bajó las escaleras, ante él estaba la pirámide invertida y debajo una pirámide de mármol más pequeña. Como hizo Langdon en la novela, miró hacia el cielo recordando aquellos últimos fragmentos del poema «...el manto que la cubre en su descanso, no es otro que la bóveda estrellada». En la novela Langdon, se da cuenta de dónde estaba el Santo Grial. Nacho se siente mas participe que nunca de la historia y motivado por un profundo sentimiento de respeto, se arrodilla, tal como representa la historia, ante las dos pirámides donde supuestamente descansan los restos de María Magdalena.

Andrea Repetto.

AL NORTE NOS VAMOS

Los caminos de norte argentino te pueden dar grandes sorpresas y esta es una de ellas. Todo comenzó a las 3 de la tarde de un sábado cuando un micro depositó a 6 jóvenes en la entrada de un pueblo desolado por la obligada hora de la siesta, sus tan solo 2.700 habitantes y el carnaval norteño comenzaba esa misma tarde. A 6 kilómetros de Tilcara, emprendieron el camino en busca del hotel o de algún vehículo que las acerque. Pero llegaron a la conclusión de que ese paisaje ya era mucho, que ese desperfecto en la planificación iba a tener un porqué.
Entraron al hotel, la desolación seguía presente, ¡No había nadie para recibirlas!, gritaron, golpearon la puerta, aplaudían sin descanso. Por fin las recibieron dejaron todo en las habitaciones y se dijeron: “¡Ya nos vamos a Tilcara!”. Un remís las paso a buscar y empezaron a entender que estaban en el mejor mes el del carnaval.
Después de recorrer el pueblo tilcareño, no querían volver a Maimará así que fueron en la búsqueda de algún alojamiento. Todo estaba lleno, pensiones, hoteles, hostels, cabañas. Por la casualidad o por el destino se encontraron con una familia que las guió hasta las manos de un personaje muy conocido en el pueblo: Cachamay.


Lo conocieron en un momento de desesperación. Llegaron a su hostel y las recibió como si las conociera de siempre, “chicas quieren unos mates, unas chichas (cervezas), lavarse las manos…”, ellas no paraban de sorprenderse. Cacha, el guía de turismo mas autóctono de Tilcara, les contó que él ayudaba porque lo siente así, que no espera nada a cambio.
Y de que se enteraron… Cacha es el responsable de la comparsa “Los caprichosos”. Las invitó a que fueran al desfile del día siguiente y no solo eso, también les consiguió una casa que estaba por terminar de construirse para que se quedaran a dormir por esa noche.
La mañana llegó, el carnaval también. En la búsqueda del personaje mas conocido del pueblo se adentraron en un mundo donde el diablo les engualichó con sus cantos y bailes, la solidaridad de todos las hizo sentir como en casa, que no solo los jujeños pueden cantar: “Caprichosos somos muchachos de corazón, bailaremos cantaremos todo el día en carnaval”.

Hostel de Cachamay: Bolivar 166
Días de carnaval: todo febrero
¿Cómo llegar?: La veloz del norte desde Retiro a $610 (ida y vuelta)

Navegando por la web encontramos este video sobre alguna "aventura" que se puede vivir en el hostel de Cachamay:


PD: pueden escucharlo de fondo!!

Y si queres ir a encontrarte con él y tomar unas cervezas, te dejamos el mapa para que no te pierdas:


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Josefina Molinari